Los taxistas comenzaron a organizarse como colectivo en 1919, con la constitución de la Federación de Arrendatarios de Automóviles.
En 1924, el Ayuntamiento de Barcelona publicaba un nuevo código de Circulación Urbana, mucho más completo que el de décadas anteriores.
Juntamente con este código se establecían unos reglamentos específicos para el servicio de “automóviles de plaza”.
El 1924 fue también significativo para el taxi, ya que la empresa David, S. A. comenzaba a tener una gran repercusión en la industria.
Después de introducir en el mercado automovilístico del país los minitaxis de dos plazas, David, S. A. consiguió la representación en Barcelona de la empresa S. A. Andrés Citroën de París, y comercializó desde entonces un modelo de vehículo fabricado para el servicio del taxi: el Citroën 10 HP de "Landolet". Se trataba de un coche cómodo, espacioso y con capacidad para 4 pasajeros; los primeros coches preparados para convertirse en taxis que llegaron a Barcelona.
Para contrarrestar el éxito de los taxis de David, S. A. y de las compañías privadas, la Federación de Arrendatarios de Automóviles adquirió un mayor protagonismo bajo la dirección de Josep Grau Gomàs. Se establecieron normas comunes para todos los asociados y se obligó a llevar taxímetro y una franja amarilla en los vehículos. Pertenecer a la Federación era la única vía de los autónomos para hacer frente a la competencia de las grandes compañías...
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