sábado, junio 17, 2006

La guerra y la crisis de los cuarenta


Finalizada la Guerra civil, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó, el 2 de abril de 1939, las Bases para la reorganización del servicio de autotaxis. Se trataba de unas normas provisionales para ordenar el movimiento de licencias y vehículos en servicio con el de que estuviesen vigentes durante todo el 39. En esta coyuntura se produjo una espontánea organización de 2.000 taxistas alrededor de la Cooperativa de los Taxistas Asociados a los locales de la Gran Vía.
Desde entonces y hasta el inicio de la II Guerra Mundial, el Taxi de Barcelona se recuperó lentamente, pero con la confrontación bélica llegó la restricción de combustible, la escasez de recambios y la depauperación lenta de la flota.

El Ayuntamiento aprobó en junio de 1940 el Reglamento del Servicio de Autotaxi en el término municipal de Barcelona, que confirmaría las reformas introducidas durante el periodo republicano: vehículos amarillo y negro, tarifas unificadas, control municipal en la concesión de licencias.

La década de los ‘40 fue de una profunda crisis para el taxi. Organizada la estructura sindical franquista, la Confederación de Entidades del Taxi que se había creado en la época republicana fue sustituida por el Sindicato de Transportes y Comunicaciones, sección taxis. Las personas que formaban este sindicato no procedían mayoritariamente de Cataluña y, por tanto, desconocían la problemática del taxi de Barcelona y no pusieron resistencia a la constitución de la Cooperativa de la Industria del Taxi.

A partir de ese momento, el sector se organizó alrededor de tres ejes: el Ayuntamiento que reglamentaba el sindicato vertical, encargado de la orientación ideológica, y la Cooperativa, que asumió la gestión con un espíritu cooperativista heredado de la República.
Los taxistas estaban obligados a asociarse para poder disfrutar del pleno reconocimiento del Ayuntamiento y del sindicato. La Cooperativa de la Industria del Taxi negoció con el Ayuntamiento con el fin de establecer un férreo control en la concesión de licencias y permisos de circulación para taxis. El año 1947, la ciudad disponía de 3.379 taxis, a pesar de que no todos tenían garantizado el trabajo.
Además había escasez de vehículos de importación. Ante esta necesidad se impulsó la creación de fábricas nacionales. Pegaso fue una de ellas. A partir de 1949 aparece SEAT y, el año 1953, el emblemático modelo 1400.

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